LA MEMORIA OLVIDADA I I - el milagro de las piedras muertas

¿Recuerdan el anterior artículo publicado en esta revista, donde se denunciaba la situación de abandono que sufría la Ermita de Tenoya? Espero que sí, puesto que nos alegra anunciarles que nuestras humildes palabras parecieron despertar el interés de las autoridades competentes. Por ahora se ha adecentado y limpiado el edificio a cargo del nuevo párroco, D. Agustín Lasso pero la restauración en sí aún está pendiente. Esperemos que llegue pronto, puesto que muchos vecinos estamos ansiosos de que ésta tenga lugar, y que todo no quede en falsas promesas. Y si ésta se demorase por causas ajenas a la voluntad de todos, proponemos que mientras tanto, sean recuperados todos los objetos que pertenecieron en su día a la ermita.
Es que nuestra ermita no la constituyen “piedras muertas” cómo algunos manifiestan; les puedo asegurar que en la humildad y sencillez de este edificio muchos de los feligreses del pueblo se sienten más cercanos a Dios. “Es el único testimonio que nos queda de lo que había antes” dicen otros, y es verdad, cojamos un ejemplo.
Allá por el siglo XVIII, Francisco Martínez de Fuentes se desplaza hasta Tenoya para predicar en la fiesta de S. Pedro, y por tanto en su ermita (que es la que se conserva hasta la actualidad) dejando testimonio escrito de lo que observó en su visita. Nos haremos eco de dos hechos fundamentales, el primero es la ceremonia del vestido de las Vírgenes. Movía más a piedad y a veneración, que las imágenes estuviesen, aun siendo de talla entera, recubiertas de costosos mantos, vestidos, pelucas y joyas. Veamos la descripción que nos ofrece nuestro visitante al respecto: “Se le puso a la (imagen) de Nuestra Señora por primera vez un bucarlín fuerte para formar con más garbo el traje del vestido, a cuya operación asistían los principales de Tenoya y mostrándose algunos admirados de semejante tiesura para una imagen de tanta devoción pero en la hora quedaron sosegados cuando se les advirtió su destino. Estrenó nuestra señora la toca del rostrillo de un fino olán de costa de una devota y en este año ha quedado tan bien vestida que el aire nuevo del traje nada sabe y a cosas de antigüedad. Finalmente su base se adornó de bellas y agradables flores (…) En este mismo estilo se compuso a San Pedro y tan de moda que su camarera, a pesar de su tenaz inclinación por las cosas añejas dejó al santo en base limpia destrozó las andas y las hermoseó en el mismo método que las de Nuestra Señora. (…) Finalmente San Pedro estrenó a expensa de su camarera diadema y llave de plata con honores de sobredorarle en lo sucesivo.”En la descripción de las fiestas de Tenoya se habla también de una exuberancia vegetal, que servía para adornar tanto el interior como el exterior del templo. “Todas sus paredes estaban adornadas de palmas, como si se tratara de un bosque y en el coro se formó una bóveda. Los tirantes de los techos se cubrieron de gilbavera(…) Las pilas se forraron con palmitos amarillos y una de ella con una especie de lienzo encarnado. Con cierta ironía describe el púlpito con una paloma pendiente de él y la fachada junto con el campanario cubierta de vegetación. Posteriormente la descripción sigue y nos dice: “concurrió todo el pueblo a ese devoto santuario y entonando el predicador el Deus in adjutorium continuó la música de violines, flautas gallegas, guitarras y voces (…)”
Pero para ver la devoción que se siente por la ermita, no hay que retrotraerse a un pasado remoto, sino por el contrario a la historia más reciente, hablamos de las fiestas en honor a Ntra. Sra. de la Encarnación 2005, momento en el que se ha realizado el adecentamiento de la misma. Hablamos de niños lijando puertas, de personas mayores aconsejándoles sobre como realizar mejor su labor, pero de todo ello, nos quedamos con dos imágenes: una es el ver como una persona mayor en pijama, y casi sin poder andar, ayudado sólo de su bastón y con la pasigüedad que los años sólo dan, sale de su casa y llega hasta la ermita. Otra es el día de la ofrenda cuando una mujer, sin ser sabedora que la estaban escuchando unos oídos curiosos dijo: “Voy a aprovechar que la virgen se encuentra en su casa para ir a verla”. Sin duda, sin darnos cuenta, este año nos hemos encontrado ante un milagro, el milagro de “las piedras muertas”.
¿Creen aún que la ermita es un edificio sin importancia? ¿Son sólo piedras muertas? La ermita es un buen punto de partida para reconstruir la historia de Tenoya, no sólo es importante por los actos religiosos que allí acontecían, sino como lugar de concentración social, alrededor del cual se realizaban bailes, teatro y hasta excursiones, que partían desde allí hasta la costa, para pasarse el día al pie de las salinas del Rincón.
Creemos que reconstruir la historia local es una de las grandes tareas pendientes de de nuestra tierra, dicho esto volvemos a preguntar:
¿cuántos pequeños y sin interés, según algunas personas, trozos de nuestra historia perdemos en Canarias cada día?
Jennifer Guerra Hernández
Domingo M. Guerra Hernández
Bibliografia:
Martínez de Fuentes, F. Usos, costumbres y fiestas de Gran Canaria en el s. XVIII (estudio crítico de Manuel Hernández González), ed. Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas, Las Palmas de Gran Canaria, 1998.
VOCABULARIO:

ANDAS:
Tablero con barras paralelas para llevar algo en hombros.
GILBAVERA: Es con este nombre o el de gibalbera, gibalvera o gilbarbera, un endemismo canario utilizado como planta ornamental, que se localiza esporádicamente en las regiones de laurisilva. Es una palabra de origen galaico-portugués según nos dice el mismo autor.

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