En esta isla de pandereta, isas, seguidillas y folias, para nuestros gobernantes, sí, esos que hasta hace poco se postraban ante la Virgen del Pino, entre rezos y golpes de pecho, llenos de buenas esperanzas que yo en un alarde de supina estupidez, me imagino que serán sinceras.
A estos gobernantes como decía antes, les parece más importante el colocar una bandera en la Fuente Luminosa, que paliar el hambre a muchas familias, y ya no digo en el cuerno de África, sino aquí, en nuestra propia tierra. Pero claro, mientras las familias están pensando en el hambre de sus retoños, no piensan en otras cosas, como en la educación de sus progenitores, ya que crecerían libres pensadores, y por supuesto nuevos enemigos políticos, que a la postre les podría quitar el puesto, tanto a ellos como algunos de sus hijos y nietos.
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